5 de mayo de 2009

Convocando amigos

Parte 2



Apenas mi madre se fue del departamento a realizar sus quehaceres me levanté de la mesa y me dirigí al teléfono.
Mientras tanto Soledad seguía comiendo galletitas y como solemos estar en sintonía supuso lo que iba a hacer.

Claudia y Luís son una pareja amiga nuestra; nos conocimos en una salida grupal a través de terceros y como tuvimos química iniciamos una muy buena relación así que mantuvimos el contacto desde aquel entonces.
Previsiblemente, en ocasiones anteriores nos habíamos puesto de acuerdo para jugar a la copa y eso hicimos una ves; pero cuando hay alcohol de por medio, un ambiente risueño y un tablero horriblemente hecho y una copa de plástico de algún cumple años viejo las cosas no salen bien.

Me atendió Claudia, a quien le conté lo de la caja en el sótano y quien también se rió e hizo el trillado chiste respecto al amor que le tenían a la difunta. La idea le gustó y al escucharla con un tono de voz entusiasta le encargué si podía hacerse cargo de llevar lo necesario para el tablero ya que yo no tengo paciencia ni buena letra para hacer algo decente. Renegó un poco así que le pedí que me pasara con Luís que es un tipo paciente pero se estaba bañando.

Pero de repente Claudia hizo memoria y recordó a su amiga Florencia, que casualmente había estado la noche en que nos conocimos y con quien también habíamos tenido salidas en común (aunque no es nescesariamente amiga), además esta chica, por esas casualidades de la vida vivía a poco menos de tres cuadras de lo de mi novia por lo cual ya nos teníamos de vista de antes además de haber charlado en varias ocasiones.
Yendo al grano, Florencia solía jugar al juego de la copa y en realidad creo que estaba un poco mas allá del tema. La cuestión es que al jugar seguido, ella tenía los elementos bien hechos y listos para jugar, por lo cual Claudia la iba a contactar para pedírselos prestados.

Aproximadamente 2 horas después suena el teléfono y efectivamente era Clau confirmándome que había hablado con Florencia y que no tenía drama en prestárnoslo; de hecho quería unirse a la velada pero le dolía mucho la muela, así que pensaba fumar mariguana y dormirse.

Finalmente quedamos en vernos a las 22 horas, comer algo por algún fast food de por ahí, luego ir a mi casa, para luego volver y bajar al sótano, improvisar y ver si lograbamos algo interesante, por lo cual todo estaba listo para empezar.

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